Un largo camino en las letras
Por Jorge Eliécer Pardo
Ramiro Lagos, foto JEP, 2012 |
Este poeta que este año
(2012) cumplió 90 años de edad, es digno de admiración. Me invitaron a una
tertulia en un bar-restaurante y nos entregó tanta sabiduría que envidié su
lucidez. Trotamundos, académico, enamorado de la vida y de las causas sociales
del mundo dignificó el oficio de escritor. Amigo entrañable de Rafael Maya,
León de Greiff, Luis Vidales, Aurelio Arturo y los más destacados poetas de los
años cincuentas, su espíritu organizador lo condujo a distintos organismos
nacionales, internacionales y universidades.
Foto JEP |
Su obra inaugura la llamada
poesía testimonial. Ejerció el periodismo en interesantes conversaciones con
Ramón Menéndez Pidal, Vicente Alexandre, Julián Marías, Camilo José Cela,
Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Antonio Buero Vallejo.
Me ha enviado el libro Ramiro Lagos: un largo camino en las letras,
de pasta dura, y un diseño muy particular para estos días que corren,
coordinado por su esposa, la licenciada María Consuelo Barrios (su musa
oficial, según nota de contratapa del libro).
Jesús María Stapper hace un
minucioso y sesudo ensayo (Luz en un
largo camino) donde recorre vida y obra de Lagos destacando sus méritos.
Veamos algunas apreciaciones de Stapper:
Poeta José Luis Díaz-Granados, Ramiro Lagos y Jorge E Pardo, 2012 |
Recoge
el poeta Lagos: el “rumor acaudalado que
es para nuestra historia un testamento moral y libertario” de Alberto
Cortez. Recoge las quejas de Oswaldo Guayasamín: “los niños de mi escuela no juegan con el niño indio” y “mi grito se ha sumado a todos los gritos que
expresan la humillación, ...pese a todo no hemos perdido la fe en el Hombre”.
Recoge las primeras voces de nuestra selva virgen porque “América debe ser para
quienes de verdad la aman y aman a los americanos”. Pretende favorecernos de las garras de “Águila imperial” porque
ellos “quieren poner en esta capilla del Hombre toda la tragedia que hemos
tenido a través de la vida y de la historia”. Colombia es una colonia obediente al igual
que Europa (la que antes colonizaba). El
antiguo Continente obedece sin refutar,
su conformismo es latente. Ojalá que
algún día se respeten y se aprecien de verdad los heraldos de los cinco
continentes.
Ramiro es un inmenso árbol
de palabras cuya frondosidad lírica irriga con frutos de conciencia y libertad a los hombres. Su voz
de predicador poético es fuente intacta de matinal rocío. Antes, otros trataron
de discernir y lo hicieron. Lo hizo Pasternak a través de un artículo publicado en el periódico Literatura e Izkustvo el 2 de abril de
1944, al hacer referencia a Verlaine en cuanto a la época que a éste le tocó
vivir (época distinta a la de Stendhal, Merimée y Pushkin): “El siglo XIX había llegado a su apogeo e iba
hacia el ocaso, con sus caprichos, el despotismo de la industria, las tormentas
financieras y una sociedad compuesta de víctimas y de aprovechados”. El
profesor Lagos nos indica que hoy la
vida sigue igual.
JL Díaz-Granados, R. Lagos y José María Stapper, 2012, foto JEP |
Por su pensamiento vertical, diáfano y visionario,
por su mundo de razones, académicos, escritores, periodistas y críticos han evaluado y comentado la docencia y
creación de Ramiro. Lo llevan con justicia a su pedestal merecido. Lo hacen a través
de artículos, ensayos y biografías. He aquí algunos nombres en breve selección de sus críticos y
comentaristas, Manuel Vegas Asín, Otto
Morales Benítez, Sergio Rangel Consuegra, Manuel Dicenta, Tomás Paredes,
Patricia Suárez, Alicia Galaz Vivar–Welden (Biográfa
de RLC)), Gonzalo Lamus, Manuel Martínez Remis, Diego de Figueroa, Soledad
Santamaría, Iliana Godoy, Fernando Operé, Antonio Barbagallo, Fernando Caro,
Jaime Ferrán, Eduardo Carranza, Aurelio Arturo, Alberto Lauro, José Hierro,
Federico Carlos Saínz de Robles, José María Pemán, Jesús María Stapper, Octavio
Uña Juárez, José Andrés Rivas, Rafael Díaz Borbón, Pedro Gómez Valderrama,
Helcías Martán Góngora, Carmen Sotomayor, José María Cañete.
Foto JEP |
¿En qué lugar purgarán las penas los dioses cuando
pecan? ¿Será que mi Dios, mi único Dios, necesita la rivalidad de otros dioses
porque la competencia cuando se hace desde las alturas, con altura, es sana y
fortalece? ¿Será que mi Dios y los “otros dioses” son capaces de darle
mejoramiento continúo a sus paraísos? ¿Será que algunos paraísos ya pasaron de
moda? ¿Será necesario consensuar entre los dioses, la creación de un infierno
exclusivo para “los dioses desviados de rumbo”? ¿Será que en algún momento
puedo escuchar el vocabulario maldito de un dios cuando vocifera o aúlla de
dolor o arrepentimiento? ¿Será que la ignominia, la miseria, el desarraigo y la
injusticia soportados con todo rigor por el hombre, son los únicos medios para
ostentar individualmente un lugar en el paraíso? Son algunas de las preguntas
permanentes que increpan mi alma, y “mis almas”, porque dentro de mí ser, tengo
almas para todo. Y es también, una visión particular que desde la periferia, me
permite acercarme al libro del más osado y contemporáneo juglar de clerecía,
Ramiro Lagos Castro, cuyo título es: Rimado del Cristo Roto.
Ramiro Lagos y Fernando Ayala. Foto de JEP, 2012 |
A través de salmos, cántigas, sonetos, hasta la
octava real, etc., entre la metáfora y la rima, rima épica, va Ramiro Lagos a
través del Rimado del Cristo Roto, tras la “caza de nombres-poetas”. Los atrapa, y los instala con sus versos
junto a los suyos para regalarnos con su libro, un canto casi místico con “la
sonoridad épica de un clarín liberador”. Atrapa a Juan Ramón Jiménez porque:
“la poesía es una religión del Dios deseado y deseante”. Atrapa al argentino
Pedro Bonifacio Palacios con “sus salmos”. Atrapa al peruano Manuel González
Prada con “sus presbiterianas”. Atrapa al chileno Miguel Arteche y su “Cristo
Roto”. Atrapa a Helcías Martán Góngora con su “Acto de fe”. Atrapa a Fernando
Soto Aparicio con su “Oración personal a Jesucristo”, etc.
“Congrega” el autor de Rimado de Cristo Roto, poesía
y pintura; y concatenadas, nos la regala en la magia y en la esperanza bendita
que despierta al inicio de una oblación sincera y sin genuflexiones. Congrega
en un soneto a Miguel de Unamuno y Diego Velázquez: “El gran maestro de la
perspectiva y la luz” con “Cristo Expósito”. Congrega a Goya en la perspectiva
de “El Cristo Abandonado” porque: “Pinta Goya el agónico momento / del Cristo roto de dolor profundo”. Congrega
la “energía iluminada” en “El Cristo Salvador” de Dalí. Congrega a Rubén Darío
con la imagen del Nazareno de América en el “Eccehomo Andino” que “tiene su tez
de andino bronceado”. Porque ese: ¡Eccehomo! Tan Cristo comunero, / cargado con
la cruz del pueblo entero / sangra ya en el calvario de mi verso”.
Ramiro Lagos y lectora alemana. Foto JEP, 2012 |
Existen Cristos para todo. Cristo está acostumbrado a
su descuartización permanente. Bien sabe que por doquiera se venden retazos de
su sangrante cuerpo. Por ejemplo, existen el “Cristo tugurial”y el “Cristo
suburbial”, válganme ustedes, los términos aplicados. Existen los Cristos
“innecesarios”. Me refiero a los Cristos que habitan dentro de los espejos:
“Cristo de los espejos”. Es un Cristo que se rompe –corrompe-, o se evade, casi que lo puedo calificar de
irresponsable. Hay algunos Cristos más pobres que otros, viven los estigmas de
la estratificación. Tal vez, Él, no se haya dado cuenta todavía, que a pesar de
tanta praxis por su venta, su cuerpo diezmado de tan buenos resultados
económicos.
¡Ay, Cristo de los tugurios,
Cristo roto de barriada
Con su miseria en la calle,
Y con su lar de hojalata!
¡Ay, Cristo de los tugurios,
Se me está rompiendo el alma!
Paso y te veo tan enclenque
Y sé que si lloras, sangras.”
Ramiro Lagos, Fernando Ayala, José María Stapper, Luisa Fernanda Trujillo y JE Pardo, 2012 |
Sendos estudios, ensayos y
reseñas acompañan este libro celebración a un hombre dedicado a las letras. Una
poesía moderna en sus temas aunque muchos de sus versos conservan rima y
métrica a la manera española del siglo de oro.
En mi pequeña cámara
fotográfica dejé plasmadas algunas de sus palabras de aquella tertulia del 16
agosto del 2012 en Bogotá.
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